miércoles, 28 de abril de 2010

La feria

Mientras Kiá aprovecha para salir de bonche con amigos, hacer invitaciones a amigos y conocidos desde el bló que incluyan alcohol (excluyente), ir a hacer trámites acompañada de figuras legendarias, trabaja sin mi estorbo.... simplificando, mientras Kiá aprovecha y disfruta de su soledad o de mi ausencia yo me dedico a envidiarla. Me toca trabajar como si fuera un empleado regular. Me alojaron en un hotel en zona una residencial a donde lo más divertido y trascendental que puede suceder es que el bondi (OMZA) pase a 60 km/h y toque un bocinazo., plus que no hay nada de bonche cerca, especialmente after 9 que es cuando termino mi cena. Estoy a 2 horas de omnibus, 20 dolares de taxi, media hora de tren con caminata y subte incluido de las zonas de bonche que más me identifico o me gustan, Ah, olvidé citar que en Argentina ahora rige una ley nueva que no permite vender alcohol depués de las nueve excepto en bares o lugares lúdicos. Pero no me quejo, a eso vine, a trabajar y no a joder (como decimos acá).
Como ya estoy cerca de irme, ayer pedí permiso para retirarme antes y así poder ir a la 36 Feria del Libro, que es la feria más importante del mundo de la lengua hispana, y como tenía muchos años sin ir desde la archiúnica oportunidad que tuve no podía dejar de hacerlo en ésta. Tal vez pase mucho tiempo hasta que vuelva a hacerlo (ojalá que no), pero hoy me toca vivir a muy lejos y Argentina como destino no es de los más baratos ni los más cómodos. También hay que reconocer que costando la mitad ir a Europa, la cuarta parte a EEUU hay que estar muy convencido de venir a estas tierras. Mi caso no cuenta, es sólo a modo de expresar que nosotros los argentos vivimos en el culo del mundo.
Salí de la oficina, pasando por el Devoto Shopping después a la derecha por Av. Beiró luego de caminar kilómetro an a jaf, tomé el Ferrocarril Gral. San Martin con destino a Retiro, bajé en Puente Pacífico, Palermo, a solo 500 metros de la meca literaria.
Qué cantidad de libros! muchas ofertas, muchas conferencias, talleres... si alguien quiere saber más en este link podrán obtener info más detallada: http://www.el-libro.org.ar/.
Para quienes nos gusta leer y sobre todo ir a las librerías este es un lugar increible aunque hay que caminar mucho , yo estuve desde las cinco hasta las diez de la noche parado. Lei, husmeé, busqué ofertas, títulos pendientes, estuve conversando con un autor que atendía su propio stand con quien intercambiamos mails con el propósito de desembarcar él en Santo Domingo en un futuro. Me saqué una foto con Fernando Vallejos quien autografió mi Virgen de los sicarios y estrechó mi mano con franca cordialidad. Pero el caramelito de la noche lo presencié durante el único momento que estuve sentado, durante un impasse en uno de los restó mientras comía algo y me tomaba una cerveza a la vez que hojeaba uno de los libros que había comprado hasta el momento. Un par de jóvenes se acercan hacia mi y me preguntan si puedo prestarles atención por un momento a lo cual asentí. Se acercaron más y me dijeron que les parecía el hombre más apuesto y más intelectual de la feria (me quieren sacar dinero dije a mi mismo), que se notaba que no estaba ahí para mandarme la parte, que mi aspecto (no pregunté cuál) y el estar leyendo solo daba crédito de mi status. Conversamos de ellas y de mi, ellas estudiantes de bellas artes y yo, yo proletario con algo de tiempo libre que vive en el exterior felizmente casado con dominicana que disfruta de la lectura y el arte. Procedieron a regalarme una postal de las que ellas hacían les agradecí y les dije que sería para mi esposa , me dieron un beso cada una y se fueron.
 Salí de la feria a la hora límite, no alcanza un día para recorrerla toda, y me dirijí al bar más cercano a beberme otra cerveza porque una vez llegado al hotel no iba a encontrar nada. Compré una tarjeta de teléfono gigante (por el costo) y la llamé a Kiá para saludarla y contarle de mi jornada.
Ya me consideraba completo: Kiá atendió (!!!) el teléfono y conversó largo y distendido conmigo. Ya tenía mi broche de oro y ni que hablar que cuando llegué a destino, seguí chateando con ella.
No creo que vuelva a la feria, no tengo tiempo, pero por sobre todas las cosas prefiero llevarme esta imagen conmigo, no sea cosa que si vuelvo a ir lluevan sillazos en alguna conferencia(como ha sucedido un par de veces en esta feria muy politizada por lo visto) o un par de jovencitas me traten de viejo por estorbar el paso o algo parecido.
Hay que saber decir "hasta aqui llegué"

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