miércoles, 17 de febrero de 2010

Encontrándome en casa conmigo mismo

Porque la Belleza, Fedro, tenlo muy presente, sólo la Belleza es a la vez visible y divina, y por ello es también el camino de lo sensible, es, mi pequeño Fredo, el camino del artista hacia el espíritu. Pero ¿crees acaso, querido mío, que algún día pueda obtener la sabiduría y verdadera dignidad humana aquel que se dirija hacia lo espiritual a través de los sentidos? ¿o crees más bien (te dejo la libertad de decidirlo) que es éste un camino peligroso y agradable al mismo tiempo, una auténtica vía de pecado y perdición que necesariamente lleva al descarrío? Porque has de saber que nosotros, los poetas, no podemos recorrer el camino hacia la Belleza sin que Eros se nos una y erija en nuestro guía; si, por más que a nuestro modo seamos héroes y guerreros virtuosos, en el fondo somos comos las mujeres, pues lo que nos enaltece es la pasión, y nuestro deseo será siempre, forzosamente, amor:tal es nuestra satisfacción y nuestro oprobio. ¿Comprendes ahora porqué nosotros, los poetas, no podemos ser sabios ni dignos? ¿Comprendes porqué tenemos que extraviarnos necesariamente, y ser siempre disolutos, aventureros del sentimiento? La maestría de nuestro estilo es mentira e insensatez; nuestra gloria y honorabilidad, una farsa; la confianza de la multitud en nosotros, el colmo de lo ridículo, y el deseo de educar al pueblo y a la juventud a través del arte, una empresa temeraria que habría que prohibir. Pues, como podría ser educador alguien que posee una tendencia innata, natural e irreversible hacia el abismo? Quisiéramos negarlo y conquistar la dignidad, pero dondequiera que volvamos la mirada, nos sigue atrayendo, de ahí que renunciemos al conocimiento; pues el conocimiento, Fedro, carece de dignidad y de rigor: sabe, comprende, perdona, no tiene forma ni postura algunas, simpatiza con el abismo, es el abismo. Por eso lo rechazamos, pues, con decisión, y nuestros esfuerzos tendrán en adelante como único objetivo la Belleza, es decir la sencillez, la grandeza, un nuevo rigor, una segunda ingenuidad, y la forma. Pero la forma y la ingenuidad, Fedro, conducen a la embriaguez y el deseo, pueden inducir a un hombre noble a cometer las peores atrocidades en el ámbito sentimental -atrocidades que su propia seriedad, siempre hermosa, condena por infames -; llevan, también ellas, al abismo. A nosotros los poetas, digo, nos arrastran hacia él, dado que no podemos enaltecernos, sino solamente entregarnos al vicio. Y ahora, Fedro, he de marcharme. Tú, quédate aquí, y sólo cuando no me veas, márchate también.

Thomas Mann, La muerte en Venecia.

Siempre que me invade la angustia no puedo evitar hacer un flashback, no hablo de nostalgia, no soy nostálgico,pero siempre es bueno volver al lugar dónde uno se ha criado, donde aún quedan cosas guardadas, tanto físicas como recuerdos.

Siempre tomo como positivas, la angustia, el enojo, la crítica feroz aunque me duelan. Siempre son el puente a un aprendizaje nuevo.

Por suerte cada vez que paso por alguna situación de reflexión me encuentro con mis libros, mis amigos, mi familia, quienes me llevan de alguna manera a confirmar quien soy yo hoy y por lo que he pasado para ser ése tal. De alguna manera ayuda a confirmar mi identidad y encontrarme de a poco conmigo mismo.

Entre tantas revisiones que he hecho en horas nocturnas, porque durante el día mi familia no me lo permite, he rescatado algunas cosas y de alguna manera confirmar en parte como soy, asumir lo que soy. Encontrar la tranquilidad que éso no tiene nada de malo y que no tengo por que ser correspondido por todo el mundo ni siquiera por quien yo creo que me corresponde o dice que me corresponde.

Lo que me hace predecible es mi perfil, mi forma de ser, no mi condición de hombre solamente. Podría ser intencionalmente impredecible, y creo que no me falta talento para eso. El ser transparente, honesto, espontáneo (largo sin editar una sola idea), sentimental, pasional me hace predecible y vulnerable, pero ése soy yo. Siempre he tenido la sensación que todo lo que hago, lo que me apasiona, me hace poético.

Qué va! ya he intentado miles de veces ser inteligente, flemático y no me dura, va en contra de mi naturaleza. Por ser hombre? quizás, y me va la idea que me adivinen como tal. Como diría mi maestra Kiá, "disparen, que acá hay para devolver", aunque esté de acuerdo nunca devuelvo nada, los dejo. Mientras no me altere.

Tengo mucho de idiota y eso forma parte de mi identidad también, también he asumido que éso es para toda la vida. Con los años lo he disimulado pero en el algún momento asoma.

Creanme que tenía decidido ser un idiota converso, por vocación, pero un par de cosas me cambiaron los planes.

Hoy me toca estar en el cadalzo, en el pelotón de fusilamiento y ahí con una sonrisa leve, burlona, mientras espero mi turno, me acordaba vagamente del pasaje de un libro que leí hace años el cual estaba empolvado en el arca, allí arriba en el altillo de mi memoria.
Lo se, soy sentimental y terriblemente pasional, ya veré a dónde llego con eso.

Porque la Belleza, Fedro.......





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